El dinero de papel se inventó en China

El poder del dinero de papel

Uno de los más eficaces instrumentos de poder económico en manos del Estado es su capacidad de crear dinero. El dinero es una deuda que contrae el Estado con el portador del billete o moneda por la que no pagará intereses. Como el Estado obliga a que se le paguen los impuestos con dinero, y todos tenemos que pagar impuestos, las emisiones de dinero tienen garantizada la aceptación universal. El que no acepta el dinero no puede pagar impuestos y el que no paga los impuestos va a la cárcel. Es una forma de convertir el poder coactivo en poder económico.

El dinero facilita extraordinariamente los acuerdos económicos, es decir, facilita la redacción de contratos y la creación de agrupamientos sociales que aumentan la producción y distribución de bienes y servicios. Cuanta mayor riqueza se produzca en el país, más poder económico tendrán sus ciudadanos, más impuestos podrán cobrarse, más dinero podrá emitirse y mayor será el poder del Estado. La espiral ascendente del poder. 

El Estado emisor de dinero obtiene también lo que en el argot financiero se llama el ‘señoreaje’. Es la diferencia entre el valor nominal, oficial, de la moneda y su valor intrínseco, el coste del metal o el papel en el que está impresa. La moneda acuñada, aunque su precio nominal es siempre más alto que el valor del metal que contiene, resulta cara de emitir por lo que el señoreaje representa un porcentaje muy pequeño del valor emitido. Además, a veces el Estado no tiene oro, plata o cobre suficientes para la cantidad de dinero que se necesita. En cambio la diferencia entre el valor asignado al billete y el coste del papel impreso es muy alta. Y el papel se fabrica con fibras vegetales muy abundantes en la naturaleza.

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Jiaozi 交子, billete impreso durante la dinastía Song del Norte (960–1127).

El papel y la imprenta se inventaron hace mucho tiempo en China. El libro impreso con fecha de edición más antigua que se conoce es una Sutra del Diamante encontrada en una cueva de Dunhuang, Gansú, datada en el año 868. Sabemos también que durante la dinastía Tang (618-907) mercaderes privados utilizaban como moneda (moneda, que no dinero) vales impresos en papel llamados jiaozi. Las monedas privadas, sean conchas de moluscos, criptomonedas o jiaozi, son un medio de intercambio entre miembros de un grupo social limitado, pero no dinero. Para evitar confusiones y entender de lo que hablamos hay que utilizar la palabra ‘dinero’ solo para la moneda que tiene el respaldo legal de un Estado, se acepta para el pago de impuestos y es por tanto aceptada por todos los grupos sociales en el territorio de un país.

El primer dinero impreso en papel por un Estado lo emitió el gobierno de la provincia de Sichuan en el año 1024. La primera impresión oficial de billetes en Europa la haría el Banco de Suecia seis siglos más tarde, en 1661. Marco Polo, que viajó a China a comienzos de la dinastía Yuan, describe a sus incrédulos compatriotas venecianos las maravillas del papel moneda. Tenía razón Marco Polo: el dinero de papel es un instrumento maravilloso que facilita el comercio, estimula la producción y confiere al Estado un extraordinario poder.

Toqto’a utilizó ese poder económico para pagar a los trabajadores, contratistas y proveedores de las obras de limpieza del Gran Canal, del reencauzamiento del río Amarillo y de la roturación de tierras en el norte. También lo utilizó para pagar las armas y las tropas en su lucha contra los Turbantes Rojos. Pero el dinero en papel de Toqto’a tenía dos fallos que lo hacían muy endeble: uno, que los impuestos no se cobraban solo en dinero sino principalmente en especie, en arroz, mijo, sal y trabajo; y dos, que los billetes no tenían respaldo en plata ni en seda. En otras palabras, el Estado Yuan se estaba endeudando con sus ciudadanos, pero los ciudadanos no tenían forma de recuperar lo que el Estado les debía. Además, los ciudadanos no necesitaban tantísimo dinero. La cantidad de dinero en circulación también debe estar en función de lo necesario para la realización de acuerdos y transacciones comerciales, pero la China del siglo XIV era una sociedad agraria y la mayoría de la población sobrevivía con el autoconsumo y el trueque. Se necesitaba y se demandaba muy poco dinero.

En la década de 1340 hubo una crisis monetaria y comercial en toda Eurasia. De pronto empezaron a escasear el oro y la plata. La causa principal, apunta Carlo Cipolla (1982), posiblemente fue la peste negra, que no solo bloqueó los flujos comerciales en la ruta de la seda, sino que interrumpió la extracción minera y la producción de oro y plata en Turquestán, Fergana y Bujara. La plata dejó de llegar a  Europa (los banqueros florentinos quebraron en 1345) y a China. Toqto’a no tenía plata.

Las anteriores emisiones de dinero Yuan en papel estaban (casi siempre) respaldadas, es decir, el ciudadano podía comprar al Estado plata o seda pagándola con el dinero en papel. Toqto’a emitió dinero sin respaldo y en cantidades inmensas, muy superiores a todo lo que se había emitido hasta entonces. Como aprendiz de brujo, utilizó sin freno la varita mágica. No conocía las fórmulas que deben acompañar su uso. Sin moderación, las fuerzas que desencadena pueden volverse contra el mago que la maneja. El dinero, como todos los instrumentos de poder, es peligroso y tiene que ser usado con precaución.

Nota: El texto de esta entrada ha sido extraído del libro «Los tres poderes del emperador«, páginas 324-326.

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